miércoles, 12 de septiembre de 2007

xx.- "Exégesis de la parábola"

Diario de Ana.
La Parábola del Rey y el Mendigo.
Su exégesis: su explicación.

Hoy Carlos nos ha explicado, “su versión e interpretación” de la “Parábola del Rey y el Mendigo” y ha empezado por los personajes, el paisaje, los elementos materiales que aparecen y el ritmo de la acción, el cómo suceden las cosas.
Nos hemos reunido como cada sábado, después de misa, el pequeño grupito, siempre abierto a los demás, en el Madroñal.
Hace ya calor y ha desaparecido la terrible humedad de este invierno. Estábamos como siempre Isabel y Juan Carlos, Mónica y Francisco Javier, Tomás y María, Marta y José Luis, Magdalena y Pedro que se incorporaban por primera vez y que no hicieron el Cursillo con nosotros, y José Carlos y yo.

Los Personajes:
El Rey:
Yo, el mendigo:
El cochero:
Los alabarderos del Rey:

El Paisaje:
El camino polvoriento y lleno de barro:
La venida del Camino:
La ida del camino:
El lugar del encuentro:
Los prados verdes de alrededor:
Los árboles.
Las flores silvestres:
Las montañas azuladas del horizonte:
El riachuelo que corría casi silencioso y suavemente cantarín.
El cielo ennubarrado hasta que llegó la carroza y ahora azul.

No sabía yo que pudiera haber tantas cosas en el paisaje. Todas con su sentido, todas diciéndonos algo, hablando en silencio con su presencia. Voy a callar de nuevo para escucharlas. Es la voz de Dios, a través de las cosas y la naturaleza.

El ritmo de la acción:
La carroza que viene:
La carroza que sigue o se para:
La Puerta que se abre:
Es el mismo Rey quien se baja:
Su actitad ante mí:
Su petición extendiendo la mano
Mi nerviosismo:
Mi mano en el saco o la talega:
Los tres granos de trigo del fondo entre otros muchos más:
Se los pongo en la mano:
Su mirada de agradecimiento
Se sube a la Carroza de nuevo
La carroza se aleja:
Me quedo solo en medio del camino con los pies aún enterrados en el barro
Llega la noche:
La Hoguera:
El vaciado de la alforja
Los tres granos de oro del fondo
Mis lágrimas:
¿Hubo una pequeña invitación a subir a la carroza?
¿Por qué no lo hice?
¿Y si lo hubiera hecho?
¿Por qué no me atreví a pedirle yo también?

Creo que esta primera parte da mucho de sí.
Vamos a ir desgranando cada parte y cada cosa para ver cómo nos ha hablado al corazón y cómo hemos respondido a ellas.

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